¿QUÉ TENÍA DE ESPECIAL LA FORMACIÓN EN SAN ILDEFONSO?
. . .Ya, desde el siglo XVI, el colectivo de los 'Niños Doctrinos' tenía acceso a una formación muy por encima de la recibida por el resto de la población infantil de la época. Bien es verdad, que en aquella época el analfabetismo era casi absoluto. En relación con el aspecto docente y organizativo del Colegio, las Ordenanzas aprobadas en 1702, -muy adelantadas para su época-, son producto del pensamiento pedagógico del siglo XVII.
Respecto al Maestro, se cita lo siguiente:
"...Que en reconociendo que alguno de los niños no es capaz de aprender por su rudeza o falta de ingenio, le abrevie como pudiere en la enseñanza, disponiéndole para que siguiera de alguna cuenta de su persona y si fuese tal que ni aún esto se pueda conseguir dará cuenta al Caballero Comisario para que le despida. Y a los que viere inclinados y que dan esperanza de ser buenos lectores y escribanos y contadores, procuren hacerlos y macizarlos con brevedad y en ella consigan su perfección..."
Por lo que se conoce de la época contemporánea, entre los siglos XIX y XX, la instrucción de los colegiales se caracteriza por su excelencia. Amén de la formación cristiana y catequista, básicamente recibían formación gramatical, caligráfica y aritmética. Pero lo que más destacaba sin lugar a dudas, -marcando las diferencias sobremanera-, era la formación académica en materias poco comunes para la época: solfeo, esgrima, dibujo, taquigrafía o mecanografía entre otras.
El número de niños acogidos en la 'Casa de Doctrinos', ha variado conforme a las posibilidades económicas y la capacidad de los establecimientos que ha ocupado la 'Institución'. Desde su instalación en la calle Tabernillas, el número de alumnos escasamente rebasaría el medio centenar. Sin embargo, existe documentación que cifra la matrícula en sólo 28 alumnos en 1814, número que se eleva a 40 en 1858, para solemnizar el nacimiento del Príncipe de Asturias don Alfonso XII; 44 en el año 1874; 60 en 1878, para conmemorar la boda de SS.MM. don Alfonso XII y doña María de las Mercedes, aumentando hasta un número de 80 en el año 1885.